San Andrés y Providencia tienen un nivel de ingreso
por habitante superior al del resto del país. Aunque hay mucha pobreza,
sobre todo en San Andrés, es mucho más tolerable que en las otras
regiones de Colombia, y a pesar de los conflictos existentes y de la ira
que ha provocado entre la población la pérdida ocasionada por la Corte
de La Haya, existe una envidiable situación de paz, amenazada por el
narcotráfico y por los conflictos culturales latentes que no se han
resuelto. Pero para poder hacer realidad cualquiera de las visiones
paradisiacas del futuro que se discuten hay que entender que existen
gigantescos problemas sin resolver.
Las islas tienen muy pocas oportunidades de empleo,
un grave problema de servicios públicos, un sistema de salud que no
opera adecuadamente y bajos niveles de calidad de la educación. Los
profesores del archipiélago formalmente parecen estar mejor calificados
que los del continente, pero el desempeño en los exámenes de Estado de
los estudiantes en comparación con el resto del país es pobre. Hay muy
pocas oportunidades de educación superior en las islas, y el acceso a
las universidades nacionales o extranjeras es muy escaso.
El servicio de acueducto en San Andrés tiene una
cobertura inferior al 20 por ciento, la mayoría de las fuentes de agua
de la isla están contaminadas y no se manejan racionalmente.
El grueso de la población no tiene acceso regular a
agua potable. Los hoteles no se conectan a la red del acueducto porque
les sale más barato acceder a otras fuentes de calidad no comprobada, y
ninguna autoridad local o nacional los obliga a hacerlo, a pesar del
problema de salud pública que esto implica.
La energía la provee una empresa a precios muy
elevados, que han obligado al Gobierno Nacional a dar un subsidio
insostenible a las tarifas. Este cuesta cerca de cincuenta millones de
dólares al año, que se le giran al proveedor. Este no tiene, por ello
mismo, incentivos para proveer energía más barata. En las islas, el
combustible utilizado es diésel, que es el más costoso, y lo importa un
socio de la empresa generadora. Si se utilizara gas, el costo de
generación podría reducirse posiblemente en 30 por ciento o más.
El servicio de salud también requiere una
intervención urgente porque en San Andrés es precario y en Providencia
es prácticamente inexistente. La población de las islas es demasiado
reducida para sostener con el esquema vigente el sistema de salud que se
necesita. Se están desperdiciando recursos que podrían contribuir a
sostenerlo enviando pacientes al continente con costos multimillonarios.
¿Profe en San Andrés también hay narcotrafico? De:Nickolas Dulcey Solarte
ResponderEliminarProfe me pareció muy bien lo que hizo porque aprendemosucho . Maryam tabares7_4
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